En el laberinto de lo inevitable, nos encontramos sin buscarlo, como dos ríos que se funden en el océano vasto del destino.
En tu pecho hallo el refugio, donde cada sueño se mece suavemente, despertado por la caricia de tus besos, que prometen mañanas serenas.
Mis pensamientos te sueñan sin cesar, predestinados a unirse en el lienzo del tiempo, con la sonrisa que compartimos, pintando promesas en nuestro camino.
Pendiente de tus manos, cuelga mi esperanza, rogándote con cada latido que no sueltes, te envío mi alma en versos escritos, y melodías que el viento lleva hasta ti.
Recuerdos de cenas bajo estrellas en Marbella, risas compartidas en la calidez de Venezuela, fotografías que susurran "te recuerdo", y mi corazón, siempre, colgando en tus manos.
No desvaneceré en el silencio del olvido, a pesar de lo que el destino quiera dictar, anhelo el aroma de tu presencia persistente, y el dulce néctar de lo prohibido en tus labios.
En tus manos está mi ser entero, cuidado con este corazón que te pertenece, que no importa lo que el futuro nos depare, elige quedarte, aquí, donde el amor nunca teme.
Así que recuérdame, mantenme cerca, con cada verso que desde el alma te envío, y nunca olvides, amor mío, que mi corazón, eternamente, pende de tus manos.
JAOC
